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miércoles, 2 de marzo de 2011

LA RESPONSABILIDAD SOCIAL, UNA QUIMERA COSTOSA



Por: Jorge Amonzabel
Es por todos aceptada la protección del medioambiente y el cuidado de nuestro hábitat. Ninguna persona cuerda rechaza los compromisos de los gobiernos para sostener el planeta y evitar un colapso que destruya las buenas costumbres de convivir pacíficamente y mantener los recursos bióticos y no bióticos para las próximas generaciones. Son similares en el Norte y en el Sur las medidas que se toman o aquellas que están en implementación. Si hay habitantes que tienen mayores ingresos y gastan más para llevar una vida confortable, no impide que los de menos recursos económicos vivan una vida saludable y gratificante. Toda la población del mundo tiene diferencias y en la diversidad se maneja como “puede” frente a las exigencias de la vida.
Si pronto, porque es un hecho, la escasez de agua, falta de alimentos y trastornos climáticos que mitigarán la producción de ciertas materias primas y productos; romperán con la convivencia de los seres acomodados de la tierra. Los gobiernos no pueden estas pasivos y, mucho menos; esperar las contingencias y luego la crisis. Deben preparas a los habitantes a compartir y soportar las ausencias y la falta de condiciones para vivir “decentemente” Es imperativo convocar a las empresas privadas y públicas repensar su funcionamiento y el desarrollo de sus actividades.
La iniciativa de la Responsabilidad Social no es suficiente y, en algunos sectores, costosa. La responsabilidad social es una teoría ética porque una entidad del gobierno, corporación, organización o individuo tiene una responsabilidad hacia la sociedad. Porque sí, la tiene. Algunos la reconocen y otros la negarán. Esta responsabilidad puede ser negativa, al no manifestarse en hechos y actitud proactiva. Puede ser positiva al haber una responsabilidad de hacer. Por consiguiente, es insuficiente porque no es integral y holística. Su efecto es limitado y no presiona a los más obligados a asumir por el poder que tienen frente a otros o porque es voluntaria. Es costosa porque si el sector donde se trabaja o el grupo donde se desarrolla no asumen la misma en similares condiciones; las organizaciones que actúan positivamente están en desventaja frente a las otras. Hay mayores incidencias en la sociedad si hablamos de contaminación ambiental, especulación en precios, corrupción, derechos humanos, Infracción legal, etc. y el impacto no siempre es medible.
La clasificación lograda de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) o Responsabilidad Social Empresarial (RSE) no siempre incluyen la ética Profesional de los actores o una renuncia a las ganancias extravagantes; aún con prácticas y esfuerzos por alcanzar a la sociedad o comunidad del entorno de la organización con programas de servicio, mejoramiento de infraestructura o mejores condiciones de vida en educación y salud. Los presupuestos asignados a la RSC o RSE no son suficientes para satisfacer la expectativa de quienes son parte de la comunidad social. La formula y balance del gobierno con los impuestos a la iniciativa privada y su distribución tienen que ver con el resultado de una actitud proactiva de las organizaciones, particularmente privadas, a la Responsabilidad Social. Sustituir las obligaciones del gobierno con las de tinte de “patrocinador” o “benefactor” no siempre son respuestas a la escasez o desequilibrio en la distribución de los recursos en los habitantes. (JA)

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